Hoy en Pórtico 21 compartimos tres poemas del autor
Omar Garzón Pinto
AQUELARRE EN MACAYEPO
Hoy cayeron piedras del cielo.
Cayeron tantas veces que nuestros cuerpos tomaron forma de cantera:
A su choque con el suelo daban gritos de agonía.
Cayeron como truenos cortando hasta el aire en nuestras bocas.
Hoy cayeron piedras del cielo y las ramas deshojadas de los árboles cobraron vida.
A cada paso de su danza vespertina nos quebraban los brazos, las piernas, la voz
y el cuerpo en la montaña ya no era nuestro.
Los montes se alzaron imponentes para ser testigos de la fiesta de los hombres:
Ramas estacadas en los vientres, filos que salían de las venas, piedras en los ojos,
llantos sin destino… Todo en la vitrina de la muerte, todo en el lienzo de la tierra
/ya salada, ya de cal.
Hoy cayeron piedras del cielo.
De su paso por aquí solo queda el rastro de unas sombras y los campos removidos
y las huellas de los niños y esta mano de algún anciano que partió sin ella.
PEREGRINACIÓN A TRUJILLO
Y bien, ya estamos aquí
sin decir un solo nombre,
sin cobrar venganza alguna,
acostando nuestras sombras
al lado de los nuestros
y pasa el viento
como un abismo a cada lado.
Todo cabe en una lágrima
y en esta lluvia que nos baja
/por la cara.
Por dentro aún gritamos
cuando la carne ahora es tierra
y nuestro llanto es tierra
/con su carne,
esa tierra en donde caben
todos sus nombres,
esa que nadie recuerda.
Ahí están aunque no los vemos
y los oímos cuando ya no dicen
y les hablamos cuando ya no escuchan.
El recuerdo nos hace uno de nuevo,
nos hace niños a la sombra
de algún árbol del presente
y nos atrevemos a nacer
precisamente aquí
donde la muerte es cada paso.
Nunca había pesado tanto
una flor entre los dedos.
RECIBIENDO A CRISTO EN LA MEJOR ESQUINA
Silencio adentro.
Silencio afuera.
Ni latido.
Ni suspiro.
Ni brisa.
Ni lluvia.
Ni voz.
Ni ola.
Ni palmada.
Ni tiempo.
Ni nadie.
Ni nada.
Nada se siente
cuando se tiene
un abismo entre las cejas.
Silencio adentro.
Silencio afuera.
Cristo recién resucitado
acaba de morir de nuevo.